El género en la educación es un tema relevante porque podemos orientar como docentes a los alumnos en cuestiones de igualdad y respeto hacia las personas sin importar su orientación. La igualdad de género, según la UNESCO (2019), se describe como la circunstancia en la que “tanto mujeres como hombres poseen igualdad de condiciones y oportunidades para ejercer plenamente sus derechos humanos, aprovechar su potencial y contribuir al desarrollo nacional, político, económico, social y cultural, beneficiándose de sus logros”.
En la mayoría de los países latinoamericanos, se han establecido planes para promover la igualdad de oportunidades entre géneros y abordar desigualdades. Estos planes se centran en áreas clave como economía, salud (en especial, salud sexual y reproductiva), educación, violencia, participación política, desarrollo sostenible y seguridad alimentaria. También se considera en menor medida la corresponsabilidad familiar, cultural e igualdad jurídica.
Análisis de disparidades educativas de género a nivel internacional
Aunque muchos países informan avances en la igualdad de género en la educación, persisten desafíos. Aunque no hay diferencias de acceso por género, se identifican problemas en el abandono escolar. Los varones tienden a dejar la escuela para trabajar, mientras que las mujeres lo hacen debido a responsabilidades de cuidado. También se señala la dificultad para cambiar prácticas educativas sexistas y estereotipadas en el currículo, así como la atención diferencial y expectativas diversas entre hombres y mujeres por parte de los docentes.
En varios países, se observa que las mujeres sobresalen en lectura, mientras que los hombres destacan en matemáticas y ciencias en pruebas internacionales. Este patrón se relaciona con la elección de carreras, donde las mujeres tienden a optar por profesiones tradicionalmente femeninas, menos remuneradas y menos dinámicas económicamente. Además, hay una baja participación femenina en la formación técnica y tecnológica. Se señala también un mayor analfabetismo entre las mujeres y brechas urbanas, rurales y étnicas, especialmente afectando a las mujeres de comunidades campesinas e indígenas.
Integración de la perspectiva de género en el ámbito educativo
Tomé (1999 & Graña 2008, citados por Castillo Sánchez & Gamboa Araya, 2013) explican que la escuela recibe a individuos socializados en roles de género masculino y femenino, perpetuando estereotipos al no intervenir. Se destaca que tanto el profesorado como el alumnado a menudo desconocen este problema. En este contexto, Subirats y Brullet (1999) argumentan que, aunque el género se adquiere en parte al ingresar a la escuela, esta puede influir en su construcción, modificación o incluso contribuir a su desconstrucción. El género organiza aspectos educativos como uniformes, asignaturas, prácticas administrativas y uso del espacio, ejerciendo una influencia significativa.
Acker (2003, citado por Castillo Sánchez & Gamboa Araya, 2013) señala que la actividad feminista se ha centrado en los procesos sociales en el aula, reconociendo que la escolarización contribuye a la reproducción de las relaciones de género. Destaca cómo el sexo se utiliza como criterio para la diferenciación en la vida escolar, afectando la interacción y evaluación del alumnado. Además, sostiene que estudios sobre género y educación indican que el profesorado desempeña un papel crucial en la frustración del potencial de las niñas, ya sea a través de expectativas diferenciales o mediante prácticas cotidianas que refuerzan modelos de masculinidad y feminidad.
Reflexiones sobre la influencia de la ideología de género en el sistema educativo: un análisis crítico de Subirats, Castillo Sánchez, Gamboa Araya y Tomé
Subirats (1999 citado por Castillo Sánchez & Gamboa Araya, 2013) argumenta que el sistema educativo no es neutral y funciona como un medio de reproducción de las estructuras sociales existentes. Destaca la influencia política de los grupos con más poder en la formación de normas escolares. El autor también subraya que la sociedad, no solo la educación, contribuye a la construcción de roles de género. No obstante, la revisión de prácticas educativas revela que el currículo, los libros de texto y el lenguaje utilizados reflejan una ideología sexista con consecuencias para las mujeres. Expone que los hallazgos indican que los currículos y los libros de texto son sexistas, invisibilizando o relegando a las mujeres a roles tradicionales. Se observa la división de espacios en “territorio de ellos” y “territorio de ellas”.
Según Subirats (1999 & Subirats y Brullet 1999 citados por Castillo Sánchez & Gamboa Araya, 2013), el sistema educativo, diseñado desde la perspectiva masculina, busca reproducir la masculinidad, relegando a las mujeres a roles secundarios. La valoración diferencial contribuye a la perpetuación de los géneros. Por otra parte, Tomé (1999) destaca la persistencia de normas, explícitas e implícitas, que perpetúan la discriminación en el sistema educativo. Superar estas formas de discriminación es el desafío actual para la educación.
Conclusiones
En conclusión, la integración de la perspectiva de género en el ámbito educativo se revela como un imperativo para promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Aunque se han implementado planes en muchos países latinoamericanos para abordar disparidades educativas de género, persisten desafíos como el abandono escolar diferencial y la persistencia de prácticas sexistas en el currículo.
La influencia de la ideología de género en el sistema educativo, según analizan Subirats, Castillo Sánchez, Gamboa Araya y Tomé, destaca la necesidad de superar las normas y estructuras que perpetúan la discriminación, reconociendo el papel crucial del profesorado en este proceso. En este contexto, se destaca la importancia de una revisión crítica de prácticas educativas y la implementación de cambios significativos para construir un entorno escolar más equitativo y libre de estereotipos de género, contribuyendo así al desarrollo pleno de todos los individuos sin importar su género u orientación.