La enseñanza de segundas lenguas en la educación intercultural es importante porque la sociedad actual apuesta por una globalización, por un acercamiento de los pueblos. Si bien dicha globalización se debe plantear desde diferentes facetas sociales, no cabe duda de que una de ellas es la educación.
En este sentido, conocer una segunda lengua (L2) permite abrir fronteras, comprender otros contextos, acercar culturas, progresar y jugar un papel decisivo en el desarrollo de un país; ser bilingüe es un requisito indispensable para responder a las exigencias de una sociedad abierta y globalizada. En esta línea, se manifiesta la necesidad de fomentar, desde la enseñanza obligatoria, una sociedad conocedora de varias lenguas que permita a sus estudiantes transitar, estudiar y desenvolverse en una sociedad plural, competitiva abierta y en continua evolución (Roza González, 2005).
Desde esta premisa, la introducción en los currículos escolares del conocimiento de una segunda lengua contribuye a conocer otros contextos, aunar culturas y al desarrollo de un país.
Beneficios de la enseñanza de segundas lenguas
Dejando a un lado bondades de diferente naturaleza (económicas, políticas, socio-culturales, etc.), el bilingüismo conlleva numerosos beneficios para el alumnado y para el resto de la comunidad educativa, que se presentan de manera resumida a continuación.
Mejora de la competencia lingüística de la lengua materna
En primer lugar, mejora la competencia lingüística de la lengua materna. El estudiantado realiza grandes progresos en su lengua materna al enfrentarse a estructuras de la segunda lengua. Se produce así una transferencia positiva, el aprendizaje de dos idiomas lejos de afectarse negativamente, se apoya mutuamente (Dobson et al., 2011). En este sentido, el aprendizaje del vocabulario de una segunda lengua favorece el incremento y adquisición del significado de nuevas palabras en la lengua materna, y contribuye a mejorar la comprensión de la lengua materna. Más concretamente, la comprensión de la relación simbólica existente entre las palabras escritas y su significado (Signoret Dorcasberro, 2003).
Favorece el aprendizaje de nuevas estrategias cognitivas
En segundo lugar, favorece el aprendizaje de nuevas estrategias cognitivas. “El [estudiantado] bilingüe puede utilizar dos [niveles] diferentes de razonamiento lógico … y un sistema de clasificación extendido” (Ardila, 2012, p. 102), y es capaz de dirigir la atención selectivamente e inhibirla ante información irrelevante, pero más compleja (Signoret Dorcasberro, 2003). En consecuencia, demanda un desarrollo de la atención y favorece la creatividad y flexibilidad cognitiva (Cummins, 2002), al obligarle a usar los recursos que posee en los dos idiomas. De esta forma, ayuda a desarrollar un número mayor de estrategias de comunicación y de resolución de problemas.
Mejora de resultados académicos y actitud positiva hacia el aprendizaje
En tercer lugar, son conocidos los estudios que prueban que mejora resultados académicos (Dobson et al., 2011) y la actitud positiva hacia el aprendizaje en general (Aragón-Méndez, 2007).
Desarrolla la competencia cultural
Y, en cuarto lugar, desarrolla la competencia cultural. Está demostrado que aprender una o varias nuevas lenguas y dominarlas para desenvolverse con naturalidad en situaciones cotidianas implica la transferencia de la cultura que sustenta, con los valores, intereses y visiones del mundo propios de esta.
El enfoque AICLE: integración de contenidos y lenguas extranjeras
Desde esta perspectiva, este artículo tiene el propósito de presentar el enfoque denominado aprendizaje integrado de contenidos y lenguas extranjeras (AICLE) o de contenidos e idiomas que se han ido generalizando en la educación, con el fin de valorar si los cambios conceptuales, metodológicos y culturales que este enfoque conlleva suponen una revisión y renovación de la práctica docente del personal implicado (Custodio Espinar, 2019).
Implementación del enfoque: metodología de trabajo y estrategias didácticas
Este enfoque tiene como premisa básica que el desarrollo de habilidades lingüísticas no puede disociarse del aprendizaje de contenidos en otras áreas del conocimiento. Es decir, no se trata de enseñar un idioma de forma aislada, sino de utilizarlo como herramienta para la comprensión y producción de conocimientos en otras materias curriculares. En esta línea, el AICLE propone una integración horizontal y vertical de los contenidos curriculares y los objetivos lingüísticos, lo que conlleva un cambio en la organización del currículo, la planificación de las unidades didácticas y la evaluación del aprendizaje del estudiantado (García Laborda, 2009).
El enfoque AICLE se postula como una de las respuestas más eficaces y modernas para la formación del alumnado en contextos plurilingües. Su implantación implica cambios en la concepción del currículo, en las estrategias didácticas y en la formación del profesorado. Sin embargo, los resultados obtenidos tanto a nivel nacional como internacional avalan la idoneidad de esta metodología para la formación de ciudadanos bilingües, competentes y comprometidos con la sociedad del conocimiento del siglo XXI. En definitiva, el AICLE representa una valiosa oportunidad para enriquecer la calidad de la educación y para fomentar el bilingüismo como un pilar fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje.