La educación y cultura como conceptos interrelacionados tienen relevancia para la UNESCO. La UNESCO ha utilizado sus herramientas normativas para promover la integración entre cultura y educación mediante acciones y recomendaciones políticas.
En el ámbito cultural, ha impulsado el aprendizaje sobre el patrimonio, tanto tangible como intangible, como una manera de ampliar horizontes y profundizar en el entendimiento de la historia y la sociedad. Esto fortalece la protección y transmisión del patrimonio, así como promueve el entendimiento intercultural y la valoración de la diversidad cultural.
La UNESCO ha reconocido a la educación como un motor para fomentar la creatividad, el talento y las habilidades necesarias para impulsar la creación de empleo y una economía creativa próspera. En el ámbito educativo, ha considerado las dimensiones culturales para garantizar que todas las personas, sin importar su edad, tengan acceso a una educación de calidad relevante para su contexto, y para fomentar un mayor respeto y comprensión de todas las culturas, valores y formas de vida.
Este enfoque ha cobrado un nuevo impulso con la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en 2015, reconociendo el papel crucial de la cultura y la educación en el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 4 sobre educación de calidad.
¿Por qué es importante la educación y cultura?
La educación desempeña un papel crucial en el avance tanto individual como colectivo, enriqueciendo diversos aspectos de la vida humana, desde la cultura hasta los valores personales. Su importancia abarca múltiples dimensiones: impulsa el bienestar social y económico, reduce las disparidades, facilita la movilidad social, mejora las oportunidades laborales y promueve el desarrollo cultural y tecnológico.
En la era actual, marcada por rápidos cambios científicos y tecnológicos, el conocimiento se ha convertido en un activo fundamental para la producción y el progreso. Los países con sistemas educativos y de investigación sólidos suelen experimentar un mayor desarrollo en todos los aspectos. La educación ya no se percibe como un gasto, sino como una inversión estratégica con retornos significativos en términos económicos y sociales.
En resumen, la educación es un pilar clave para construir sociedades más justas, productivas y equitativas, enriqueciendo la libertad individual y colectiva.